Historia de Mallorca

Mallorca, desde tiempos inmemoriales, ha sido un punto estratégico en el mar más deseado de toda Europa, el mar Mediterráneo. Por ello, ha tenido presencia de diversas culturas que han dejado su huella, convirtiéndola en un lugar de alto valor histórico.

La historia de Mallorca es apasionante y queremos desgranártela para que la conozcas y puedas entender, vivir y sentir la Mallorca más auténtica. Comencemos desde el principio…

Un paseo por la prehistoria de Mallorca

Históricamente, Mallorca ha sido un punto estratégico en el mar Mediterráneo y, por tanto, devoción de muchos pueblos y culturas que han ido ocupando, asentando y transformando la isla en multitud de ocasiones. Hoy en día, sus huellas y legados son bien visibles a lo largo de toda la extensión, cultura y gastronomía balear.

Aunque a priori puede no parecértelo, por la naturalidad del lugar y de su gente, Mallorca guarda multitud de tesoros y misterios, muchos ya descubiertos y otros aún por descubrir.

Comienzos de la historia de Mallorca: periodo pretalayótico.

Los primeros datos de presencia humana datan del año 7200 a.c., con la presencia de tribus de cazadores y recolectores que vivían en cuevas y otros refugios naturales. Su economía se basaba, principalmente, en la agricultura de cereales y la ganadería de cabras y ovejas y, en menor medida, de vacas y cerdos.

Estas vivieron tranquilamente durante 6000 años hasta que hacia el 1200 a.c. comenzó la «movida» en Mallorca: la llegada de tribus guerreras, probablemente del Asia Menor, dando lugar a la transformación de la isla e inicio de la cultura talayótica.

Cultura talayótica

La cultura talayótica es una etapa cultural que se desarrolla, únicamente, en Mallorca y en otras islas cercanas, como el Islote des Porros, la Cueva de Sa Font o la Isla de sa Dragonera y Menorca, durante la Edad de Bronce y la Edad de Hierro. La historia de Mallorca empieza en ese momento a escribirse con letras mayúsculas.

Talayot en Mallorca
Restos talayóticos en Mallorca

El que esta cultura se diese en las islas de Mallorca y Menorca tiene su explicación en la historia natural y ecológica de las mismas.

Estas son más lluviosas, con abundante vegetación arbórea más fértil y variada (acebuches y encinas) y con la presencia de mamíferos; en contraposición a las islas Pitiusas (Formentera e Ibiza), las cuales son más áridas y desposeídas de vegetación más fértil, existiendo en ellas solo pinos y sabinas ocupadas por aves.

Uno de los poblados talayóticos de mayor interés cultural y arqueológico, y declarado Monumento Histórico Artístico se encuentra en Capocorb Vell, en el municipio de Llucmajor.

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Tierra de griegos, fenicios y romanos

La historia de Mallorca continúa con los griegos y los fenicios, lo que supuso el primer contacto con el mundo exterior.

Los cartagineses lo habían intentado infructuosamente, aunque lo que sí consiguieron fue reclutar a los (apreciados) honderos mallorquines y menorquines, utilizándoles como mercenarios en las guerras del Mediterráneo para formar tropas ligeras a las que denominaban gimnetas que en griego significa «desnudo», aludiendo no tanto a la desnudez corporal sino a la escasez de su equipo militar.

De ahí que los autores clásicos llamaran a la isla de los gimnetas las Gimnesias.

Más adelante, los romanos conseguirían también que estos honderos se uniesen a las tropas de Julio César en la conquista de los territorios de la Galia.

La llegada y asentamiento griego proporcionó unos de los primeros asentamientos estables, iniciándose un gran crecimiento a nivel político y económico.

Llegada de los Romanos

El cónsul romano, Quinto Cecilio Metelo, que más adelante fue apodado Balearicus, desembarcó en Mallorca en el año 123 a.c. Tras dos años de resistencia en los que los honderos no pudieron agredir las naves acorazadas, ya que el cónsul romano tuvo la brillante idea de protegerlas con pieles gruesas y cueros, huyeron al interior de la isla donde Mallorca pasó a ser pacificada.

Metelo trajo 3000 repobladores de la península ibérica y fundó dos campamentos militares: Palmeira o Palma y Pollentia, que se encuentra en una posición estratégica en el istmo que separa dos amplias bahías en el nordeste de la isla, pasando Palma y Pollentia a ser las principales poblaciones de la isla.

Los romanos, en Palma, fundaron un castro en lo alto de un peñasco en la desembocadura de Sa Riera, donde hoy en día se encuentra el Palacio de la Almudaina.

Los romanos, también, fueron los primeros que comenzaron a cultivar la uva en Mallorca y a producir vino. Tradición que se ha seguido manteniendo hasta nuestros días y de la que se puede saber más y formar parte a través de la celebración en bodegas de cata de vinos en Mallorca.

Pollentia fue la ciudad romana por excelencia y la más importante de las dos. Se embelleció con el levantamiento de edificios, templos y teatros, siendo años de esplendor para la economía romana. Hoy en día, Pollentia continúa conservando este esplendor, por lo que si visitas Alcudia, no dejes de visitar la ciudad romana.

Asentamiento romano en Pollentia
La Portella (Pollentia)
Teatro romano en Pollentia
El Teatro (Pollentia)

Origen de la palabra Baleares

Los romanos prefirieron el topónimo fenicio Baleares al griego Gimnesia para designar a la unidad administrativa que dio el Imperio Romano a las Gimnesias (Mallorca y Menorca) y Pitiusas (Ibiza y Formentera), con el nombre latino Insulae Baliares. Esto provocó que a la larga se asociase Baleares a todo el archipiélago y se perdiese el término Gimnesia.

Modernamente, se ha retomado la denominación de Gimnesia y se ha englobado a los islotes de sa Dragonera y Cabrera.

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Con la excusa de la defensa de la isla de intentos de saqueos por parte de piratas, los romanos se establecieron en la isla aunque la verdadera intención de la invasión era asegurar el comercio con los fenicios.

Imperio bizantino e islámico

Hacia el año 425 Mallorca sufrió un saqueo por parte de un pueblo germánico que se asentó en la isla hasta el año 534 que el general bizantino Belisario ordenó conquistar Baleares, dando de nuevo un giro a la historia de Mallorca.

Fueron años de oscuridad por la falta de estabilidad política y social que impidieron el crecimiento económico de la zona balear.

Imperio musulmán

En el año 707 se produjo el primer desembarco musulmán del que se tienen registros, desencadenando dos siglos de luchas hasta que finalmente en el año 903, de nuevo, la historia de Mallorca vuelve a dar un giro cuando la dinastía de los Omeya tomó el poder de Mallorca con Al-Jaulani al frente, un noble árabe de Al-Ándalus.

La Palma actual quedó anexionada al Califato de Córdoba, bajo la denominación de Medina Mayurqa, convirtiéndose en un gran centro cultural para todo el imperio.

Los musulmanes dividieron la isla en 12 distritos, introdujeron novedosos sistemas de regadío con lo que las alquerías prosperaron y el siguiente siglo fue de un creciente esplendor para Mallorca, situando su población en 35.000 habitantes al igual que lugares como Barcelona o Londres y convirtiéndose Medina Mayurqa en una de las ciudades más cosmopolitas de la Europa de esa época.

Construyeron el Alcázar o Palacio de la Almudaina y la gran mezquita, espacio que ocupa hoy la Catedral de Santa María de Palma, o la Seu, y que puedes visitar en la actualidad.

Palacio de la Almudaina en Palma
Palacio Real de la Almudaina en Palma
Catedral de Palma de Mallorca y Parc de la Mar
Catedral de Palma

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Cristianismo y los Reyes Católicos

La piratería, que era una de las principales fuentes de ingresos de las islas, hizo que los musulmanes fueran «castigados» por expediciones de cristianos.

En 1114 se inició un sangrienta campaña entre cristianos y musulmanes en Mallorca que duró unos 10 meses y se saldó con el saqueo del botín, liberación de prisioneros y esclavos cristianos.

Los cristianos decidieron volver a la península al enterarse que desde el norte de África se enviaron navíos almorávides para la defensa de Mallorca.

Jaime I, el Conquistador

Después de varias disputas, Jaime I el Conquistador se comprometió a tomar las Baleares y acabar con la piratería.

Desembarcó en Santa Ponsa y se apropió de la isla en 1229 tras derrotar a Abú Yahya en la Batalla de Portopí, siendo este monarca una pieza fundamental para el devenir cristiano y para la historia de Mallorca.

La última resistencia musulmana se extendió durante ocho años y el Castillo de Alaró fue el último lugar en sitiarse. Menorca, para entonces, aún se encontraba bajo soberanía musulmana pero ya tributaba al reino de Jaime I.

El Conquistador repartió la isla entre sus lugartenientes y aliados. Vestigios árabes son los topónimos que empiezan con la palabra Bini que siginifica «hijo de». Muchos sitios tomaron el nombre de su nuevo dueños, precedido de la partícula Son o Sa que indica propiedad.

En la mente del nuevo rey estaba el proceso de cristianización de la población insular, así como la construcción de iglesias. Para ello, trajo a repobladores catalanes cristianos, mayormente de los alrededores de Girona. Estos impusieron su lengua, sus costumbres y creencias.

Los musulmanes que decidieron quedarse tuvieron que abjurar del islam, no siendo buenos tiempos para ellos ni para los judíos.

La Catedral de Santa María se construyó como agradecimiento a la Virgen María, por la victoria cristiana frente a la musulmana.

Corona de Aragón

A pesar de todo, la independencia del reino de Mallorca fue corta, ya que en 1349 fue incorporada al Reino de Aragón y más tarde al Reino de Castilla, tras el matrimonio de los Reyes Católicos.

Con la muerte de Jaime III, en la batalla de Llucmajor, se produjo definitivamente el fin del Reino de Mallorca.

Durante la Guerra de Secesión de la corona de España, las Illes Balears apoyaron a Carlos de Austria y al ser vencidos por los castellanos, estos ocuparon la isla. Tras aprobar el decreto de Nueva Planta se acabó con la administración catalana y se prohibió el catalán como lengua, imponiendo el castellano.

Guerra civil española

Dando un salto en el tiempo y trasladándonos hasta el momento del golpe de estado que se produjo en 1936, en que Mallorca se había mantenido fiel a la II República, los sublevados ocuparon la isla y las Pitiuses.

En ese momento comenzó un rápido proceso de expansión urbana en Palma, al ser derribada la mayor parte de sus murallas.

Palma no opuso mucha resistencia. Militares rebeldes y militantes de la falange fascista entraron en Cort y secuestraron a Emili Darder, alcalde de izquierdas que fue ejecutado en 1937 junto a otros políticos.

Mallorca se llenó de aviones y batallones italianos enviados por el dictador Mussolini, aliado de Franco, que salían a bombardear Barcelona.

De los nueve alcaldes que tuvo la ciudad de entre 1936 a 1976, cuatro fueron militares y el resto conservadores.

El «boom turístico» de Mallorca

En 1955 aterrizaba el primer vuelo chárter en la isla, dando inicio a la historia de la Mallorca actual, ya que el turismo es, aún hoy, el principal motor económico de todo el archipiélago.

Durante la década de los 60 y los 70 se produjo una verdadera revolución urbana debido a la política deliberada para fomentar el turismo, iniciada por el general Franco. Se construyeron edificios por todo el perímetro costero en las zonas de más relevancia.

Esto trajo momentos de muchas alegrías pero otros tantos de depresión y ansiedad, cuando la temporada estival no cumplía las expectativas esperadas. Se acuñó el termino balearización para ilustrar la destrucción sin sentido de su más preciado tesoro: su bello litoral.

Estatuto de Autonomía

Tras la muerte del general Franco, el país inició un proceso de transición democrática donde, en el caso de Baleares, se establecería el Estatuto de Autonomía con el fin de defender su identidad histórica. Entre otras medidas, se otorgó la doble oficialidad de las lenguas catalana y castellana.

En ese momento se produjeron grandes avances a nivel democrático. Los movimientos sociales empezaron a ser más relevantes y se comenzó a tener más consciencia sobre el valor del turismo y la conservación de la isla, que perdura a día de hoy.

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